La Inteligencia Emocional implica reconocer emociones y desarrollar herramientas apropiadas para enfrentarse a situaciones críticas. Dicho de otra forma, supone ser conscientes de nuestras emociones y contar con suficiente flexibilidad para dirigir positivamente conductas y comportamientos. Implica gestionar nuestras relaciones con habilidad y eficacia.
Es indispensable por lo tanto, gestionar la Inteligencia Emocional no solo a nivel personal sino también a nivel de Organización.
“Un equipo emocionalmente inteligente es aquel que tiene altas dosis de armonía social, capaz de alcanzar buenos resultados y con capacidad de resolver conflictos”.
No podemos pasar por alto que en los equipos surgen diariamente multitud de emociones que deben ser gestionadas y entrenadas adecuadamente para mantener equipos con confianza y cohesionados.
Según Goleman:
- La influencia de la Inteligencia Emocional, es el doble de importante que el coeficiente intelectual y las habilidades técnicas.
- El ambiente de trabajo representa un tercio de los resultados
- Las Organizaciones dotadas de mayor Inteligencia Emocional superan sus objetivos de beneficios anuales en un veinte por ciento.
Por lo tanto, el vínculo entre el éxito de una empresa y la Inteligencia Emocional de la misma está perfectamente definido, y el ambiente de trabajo impacta de una manera muy significativa como para pasarlo por alto.
Según Lencioni, la confianza es vital en un equipo. La confianza está muy relacionada con la gestión de las emociones. La falta de confianza surge de la poca disposición de los miembros del equipo para ser vulnerables al resto lo que dificulta construir relaciones de confianza en el mismo. Si la confianza falla, suele fallar el compromiso, la responsabilidad y no se obtienen tampoco los mejores resultados.
¿No creéis que con estos datos resulta más que evidente que deberíamos ser más conscientes de cómo influyen la gestión de las emociones en las personas y Organizaciones?
La gestión de las emociones impacta en la mayoría de las cosas que hacemos diariamente, y deberíamos de prestar más atención a cómo las gestionamos.
En los últimos años, son cada vez más las Organizaciones que tienen en cuenta la Inteligencia Emocional a la hora de establecer sus planes de formación y desarrollo, pero aun existen Organizaciones que necesitan ser más conscientes del valor que representan una buena gestión de esta clase de habilidades.
Es necesario trabajar y desarrollar la inteligencia emocional de los equipos tomando conciencia de cómo influye la gestión de las emociones, en los comportamientos, en la toma de decisiones y en cualquier aspecto de la Organización.
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